domingo, 9 de junio de 2013

El animal que no envejece: la rata topo desnuda

La rata topo desnuda es el animal que no envejece ni siente dolor.

Su aspecto no es muy bonito, pero tiene a los cientificos fascinados por su extraño ADN, su longevidad es de 23 años, cuando la de un roedor normal es de 8 años, y ademas no tiene signo alguno de envejecimiento, poniendo asi en duda algunas de las leyes de la biologia.
Sus celulas no tienen rastro del estres oxidativo, el cual está vinculado al envejecimiento y a enfermedades como el Alzheimer, ni si quiera puede tener tumores.
Se cree que estas mutaciones se han producido debido al lugar en el que suele vivir este animal, un sitio subterráneo en el que apenas hay oxigeno, lo que tambien a ayudado a que sea capaz de aguantar 30 minutos sin respirar y no sufrir daño alguno.
La causa de que no sientan dolor alguno es que carecen de neurotransmisores, es decir las sensaciones de dolor no llegan al cerebro.

Encuentran una bacteria en la Tierra que vive a la misma temperatura que hay en Marte



Encuentran una bacteria en la Tierra que vive a la misma temperatura que hay en Marte


Una de las ramas de la ciencia más curiosas es la Astrobiología. Se trata de la disciplina que estudia la posible existencia de vida fuera de nuestro planeta. Por una parte se dedica activamente a buscar indicios de organismos en sitios como Marte o las lunas de Saturno. Pero a lo que dedica mayores esfuerzos es a estudiar cuáles son las condiciones en las que vivirían esos organismos extraterrestres, y buscar equivalentes en nuestro planeta.
Estos estudios tienen, en ocasiones, algunos éxitos. Como ejemplo de ello tenemos una publicación reciente en la que se describe una especie de bacterias que son capaces de vivir a temperaturas similares a las que habría en la superficie de ciertos planetas. Y gracias a ellas tenemos una idea de cuáles serían las adaptaciones que serían necesarias para sobrevivir en estas condiciones.
La especie en concreto se denomina Planococcus halocryophylus OR1. Y su hábitat natural es uno de los más extremos conocidos, la isla de Ellesmere en el ártico canadiense. La temperatura media de esta isla es de -15ºC, muy parecida a la que se puede encontrar en la superficie de Marte.

Pero ¿cómo es capaz de vivir allí? Desde hace mucho tiempo, en biología se tiene claro cuál es la condición indispensable para que exista vida. Si no hay agua líquida, la maquinaria de cualquier célula no puede funcionar. Y a temperaturas que se encuentran tan por debajo de cero, no debería haber agua líquida. Salvo que la concentración de sales sea muy alta.
Esto es lo que ocurre en este lugar. La cantidad de sales disueltas en agua es enorme, lo que permite que siga siendo líquida y no se convierta en hielo. Pero esto supone otro problema, ya que si la salinidad es muy elevada resulta mucho más complicada la vida.
Esta especie de bacteria ha sido capaz de adaptarse a ambos factores. Para evitar los problemas por el exceso de sal ha engrosado su pared celular y su estructura interna. También segrega una gran cantidad de proteínas que, al quedarse en su interior, evitan que entre la sal. Pero no sólo eso. También funcionan a modo de anticongelante natural
Cuando las temperaturas son tan bajas la maquinaria celular se ralentiza dejando de funcionar bien. Así que para poder sobrevivir en un ambiente tan adverso, ha conseguido regular su metabolismo para hacerlo funcionar a ritmos muy lentos.
Los investigadores también han demostrado otra característica importante. En su hábitat natural esta bacteria está contribuyendo al cambio climático. Debido a su metabolismo, libera COque ayuda a aumentar las temperaturas. En la Tierra, esto puede ser un problema. Pero en Marte, o en las lunas de Saturno, puede ser una ventaja y una herramienta. Eso sí, los investigadores imponen un matiz importante: ¿será una ventaja cuando se demuestre que no existe vida de ninguna clase en estos lugares?

La curiosa biología de la babosa rosa gigante australiana


La curiosa biología de la babosa rosa gigante   australiana


Desde hace ya un tiempo, los visitantes del Parque Nacional de Monte Kaputar, en Australia, se encuentran con una curiosa especie. Se trata de una babosa de un intenso color rosa, casi fosforescente. Y esta especie no sólo es curiosa por su aspecto, también por su biología.
Esta babosa pertenece a la especie Triboniophorus graeffei. Se trata de una subespecie muy concreta, localizada únicamente en la zona alpina del Monte Kaputar y en ningún otro lugar del mundo. Su población no es muy grande pero tampoco resulta difícil encontrarla cerca de las rutas de montañismo que ofrece el parque

Lo primero que destaca es su color. Estos animales son de un color rosa muy intenso, que utilizan como señalización para sus depredadores. Al tener un color tan llamativo resultan fáciles de localizar, pero prácticamente ningún animal se alimenta de ellos. Tienen un sabor muy desagradable, y avisan de ello con sus tonos
Otra cuestión que llama la atención es su tamaño. No es la babosa más grande del mundo, pero con unos 20 centímetros de longitud, tampoco es un animal pequeño.
La cuestión más interesante en torno a este invertebrado es su historia evolutiva. El hábitat natural de esta especie son los bosques tropicales húmedos. Es decir, selvas. Necesitan de un alto porcentaje de humedad en el aire para sobrevivir. Y sin embargo vive en Australia, que es una zona subtropical seca.
Entonces, ¿cómo es posible que se de una población allí? Hace aproximadamente 20 millones de años, lo que es actualmente Australia tenía un clima muy distinto. De hecho, era una zona de selva tropical. Poco a poco, al irse moviendo los continentes y modificarse el clima, fue cambiando su ecología. Y este debería haber sido el final de la babosa rosa
Sin embargo, en la zona del Monte Kapunar entró en erupción un volcán. Éste formó una montaña de cierta altitud – algo más de 1.500 metros. Y a lo largo de sus laderas, se fueron manteniendo especies que no podrían sobrevivir en el clima de las zonas de alrededor. En biología, a este tipo de ecosistemas se les conoce como relictos, y a las especies que sobreviven en ellos, especies relícticas.
Evidentemente, la babosa rosa no es la única especie relíctica que se puede encontrar en el Monte Kapunar. Para empezar, gran parte de la vegetación está formada por organismos que tienen poca relación con las de los alrededores. Sorprendentemente, también quedaron allí miembros de otras tres especies de babosas de tipo tropical. Y algo que puede explicar el color tan llamativo de la babosa rosa: las otras tres especies que se quedaron con ella son caníbales.